Mi piel contra tu piel, mi piel contra la mía. Juego inocente de flores... Liríope nadaba en las aguas, de su vientre una estrella nacía. Quisiera, extasiado en el reflejo, permanecer toda la vida. Ardor del eterno fuego que mi propia piel aviva... Quisiera rozar tus labios y que tu piel fuera la mía. Vanos besos a la onda engañadora, perdidos en aquel río... Quisiera recorrer tu cuerpo y consumirme en mi propia piel. Vuelto hacia dentro y solo mi piel contra la mia... No es tu piel, no es la mia. Es el reflejo de mi piel sobre las aguas del placer. Es mi piel, sin ser la mía...